Pocas cámaras en el mercado simbolizan mejor que la Pentax K1000 el amor por la fotografía. La K1000, con su extremada sencillez, su cuerpo robusto y su fotómetro de aguja, es un monstruo infalible, un ingenio mecánico que solamente le pide al fotógrafo entender las normas mágicas de la fotografía: la composición, la apertura, la velocidad, la profundidad de campo… La cortinilla se retrae y la luz se hace en el negativo.
No en vano el legendario crítico de ingenios fotográficos Ken Rockwell la define simplemente así: “La Pentax K1000 es una de las cámaras más importantes, populares y longevas de la historia.”
Asahi Pentax lanzó el modelo al mercado en 1976 y continuó su producción hasta 1997 (¡21 años!) mientras sus coetáneas, como la legendaria Canon AE-1, quedaron obsoletas mucho antes. Cuando unos pugnaban por la nueva funcionalidad de moda (a menudo absurda), la K1000 disparaba y disparaba sin fallar una sola vez.
Tal vez por eso, la Pentax K1000 fue referenciada durante décadas como la mejor compañera para aprender fotografía en escuelas de imagen de todo el mundo, incluso años después de dejar de fabricarse. Y esto quiere decir que muchos de los fotógrafos icónicos de los 70, 80 y 90 usaron la K1000 en los inicios de sus carreras. Pentax también tenía una línea de ópticas de primer nivel para su montura, por lo que el paso era natural.
En definitiva, si lo que buscas es aprender fotografía de verdad (¡con manuales como los de Michael Langford!) o lo que deseas es reconectar con el medio con una cámara clásica, esta es una pieza mayor. Pocas cámaras le permiten al fotógrafo moderno, acostumbrado a los automatismos y las ayudas, recuperar el control. En el caso de esta Pentax, entre la película y el arte solamente estás tú.
¡BONUS!
Asahi confiaba tanto en su cámara que lanzó este popular anuncio en la televisión japonesa. ¡Una auténtica maravilla que lo dice todo sin necesidad de saber idiomas!