Estamos en el año 1979. Pink Floyd lanzó un disco, “The Wall”, que cambiaría la historia de la música; la Unión Soviética invadió Afganistán; Margaret Thatcher se convirtió en la Primera Ministra de Reino Unido, y Sony sacó la primera versión del Walkman. Por su lado, el ingeniero de Olympus Yoshihisa Maitani seguía persiguiendo el sueño de crear la cámara más compacta y perfecta de la historia. Y lo logró. La Olympus XA y sus sucesoras representan uno de los grandes hitos en tecnología y en concepto de la historia de la fotografía.
El cuerpo se diseñó en plástico (¡en aquel momento era un material futurista!) con una forma de cáscara de nuez que se deslizaba para proteger el objetivo, una lente de 35mm con luminosidad 2.8 y foco interno sencillamente soberbia. La cámara también incorporaba funciones como el uso de temporizador, compensación de exposición y un disparador electrónico que solamente se activaba cuando la puerta de la cámara estaba abierta. Ah, y todo en un tamaño minúsculo de bolsillo que no requería una funda adicional.
Las XA son hoy las aliadas perfectas para hacer “street photography” o acompañarte a cualquier lado sin necesidad de tener conocimientos avanzados de fotografía. Además, la nitidez y el aura que producen las XA las han convertido en unas de las favoritas de toda la comunidad fotográfica. Son de esas pocas cámaras con un “je ne sais quoi” que las hace irresistibles y, por si eso fuera poco, son uno de los objetos más “cool” que llegaron a diseñarse jamás. Lo tienen todo para considerarse auténticas cámaras de culto coleccionables.
La saga XA
La primera de las XA utilizaba un sistema de enfoque manual telemétrico y prioridad de apertura y es el modelo más complejo de usar (pero también el que ofrece más control). Las versiones posteriores (como la XA2) utilizan un sistema de enfoque por zonas muy intuitivo (primer plano, plano medio y paisaje) y medición de luz automática. La operativa es casi instantánea.