Podríamos decir que entre 1967 y 1984 (¡nada menos que 17 años!) no hubo un lugar de vacaciones en el planeta que no fuese contemplado por una Olympus Trip 35. Estamos hablando de la que seguramente fue la primera cámara compacta totalmente automática que triunfó a escala global, con más de 5 millones de unidades vendidas. La Trip 35 fue sin duda uno de los éxitos más importantes de Olympus en toda su historia.
Con su preciso fotómetro de selenio de funcionamiento solar y su lente de 40mm y f2.8 de Zuiko, esta cámara de pequeñas dimensiones y cuerpo de metal bien balanceado ofrecía imágenes de una calidad perfecta para los fotógrafos aficionados. El método de enfoque estaba marcado por cuatro iconos sobre la lente que correspondían a los planos más habituales (1 metro, 1,5 metros, 3 metros e infinito). Apuntar y disparar era el nuevo mantra de la fotografía de masas moderna, y la Trip 35 fue el epitome durante muchos años.
Para entender mejor qué significaron las Trip, solo hay que ver sus divertidos anuncios dirigidos a viajeros “intrépidos”. En occidente, fue sin duda la cámara que simbolizó el progreso de la generación del “Baby Boom” que se divertía en lugares como Florida, Roma o Río de Janeiro. En definitiva, esta es una cámara ideal para los que quieran disfrutar de la fotografía analógica sin preocupaciones.
* Para los amantes de todo lo que se producía del otro lado del telón de acero y prefieren los veranos en lugares como Sochi o Yalta, vale la pena que echéis una ojeada a la gemela soviética de la Olympus Trip 35: hablamos de la FED 50, la cámara del turista ruso por excelencia.